Uno de los inventos más relevantes de nuestra civilización fue el de la pila eléctrica creada por Alessando Volta en el año 1800. El siglo XVIII, para muchos el siglo de oro de la Química, ofrecía así un fruto que serviría de puente hacia el desarrollo de la Física a través del control de la electricidad y su posterior vinculación con el magnetismo.
La electricidad es ahora posible controlarla porque se puede acumular en una pila o batería eléctrica. Cuando los bornes de esta pila o batería eléctrica se cierran a través de un circuito eléctrico, la reacción química de reducción/oxidación (redox) en su interior facilita el tránsito de electrones: corriente continua.
Para los materiales conductores se observa que la intensidad de esta corriente continua es directamente proporcional a la diferencia de potencial eléctrico en los bornes de la batería eléctrica. A la constante de proporcionalidad de la conoce como resistencia eléctrica. A mayor es la resistencia, menor es la corriente, para un voltaje V dado. Podemos pensar que cuanto mayor es la resistencia en un circuito eléctrico más oposición se ofrece a la circulación de cargas eléctrica y por eso menor es la corriente.
En definitiva, todo esto se resume en la archiconocida Ley de Ohm: V = R · I.
Es importante reseñar que esta ley solamente se cumple para materiales conductores. Los materiales aislantes no conducen la corriente y los semiconductores tienen una relación no lineal entre el voltaje y la intensidad.
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