El microscopio es un instrumento óptico cuya invención se atribuye al holandés Anton van Leeuwenhoek. En su versión más simple no es más que una lupa incrustada en un mecanismo que incluye un soporte en el que fijar las muestras que se quieren observar y su factor de amplificación es bastante reducido.
Los microscopios de uso más extendido son los compuestos, lo cuáles incluyen dos lentes convergentes, el objetivo y el ocular, acopladas a modo de compartir un mismo punto focal y cuyo aumento lateral total resulta del producto del aumento lateral de cada una de las lentes. Sin embargo, en la actualidad es común que tanto el objetivo como el ocular de un microscopio compuesto se correspondan a su vez con un sistema óptico compuesto, con el fin de lograr un mayor aumento lateral sin introducir aberración esférica.
Utilizando un microscopio compuesto de 50 aumentos Robert Hooke observó las células por primera vez en el año 1665, aunque las que él viera fueran células muertas de origen vegetal. Se abría la puerta a la Microbiología.
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