Hoy quisiera contar una historia conmovedora, la de Antoine Lavoisier y su esposa Marie-Anne Pierrete, una preciosa damisela que salió al paso del compromiso de matrimonio forzado por intereses al que le habían sometido cuando apenas contaba con catorce años y que acabó entregando su vida a la obra científica de su marido.
Marie-Anne se convirtió en un apoyo fundamental para quien se considera a día de hoy como el padre de la Química moderna. Ambos desarrollaron en su laboratorio meticulosos experimentos en los que se medía con precisión variables como la masa y la temperatura de los reactivos iniciales y los productos resultantes de reacciones química que involucraban tanto metales como gases.
En particular, fue estudiando el proceso de calcinación de los metales e intentando reproducir el proceso inverso que los Lavoisier consiguieron demostrar de forma empírica pero irrefutable la Ley de la conservación de la materia en las reacciones químicas que, aunque ya había sido anticipada por Lomonósov, ellos supieron documentar con mayor precisión y la extendieron al ámbito de cada uno de los elementos químicos involucrados. Es decir, los Lavoisier demostraron que la masa se conserva en una reacción química para todos y cada uno de los elementos químicos que participan en ella.
No en vano, la aportación de Lavoisier fue mucho más allá y no solamente en el terreno de la Química. Realmente su contribución fue tan importante, no tanto por haber llegado a descubrimientos novedosos, sino por haber ordenado magistralmente y conectado los hallazgos realizado por algunos otros colegas, como por ejemplo Cavendish, cuyo experimento para la síntesis de agua reprodujo demostrando que se conservaba tanto la cantidad en masa de oxígeno como la de hidrógeno. También propuso una nueva nomenclatura para los elementos químicos para entonces conocidos (unos 55).
Por cierto, que el nombre actual de los elementos químicos oxígeno y hidrógeno fueron adoptados por el propio Lavoisier. Oxígeno significa generador de ácidos y hidrógeno generador de agua. Lavoisier con sus experimentos desmontó definitivamente la teoría del flogisto. De ahí que a los dos tipos de aires o gases descubiertos por el propio Cavendish y Priesley se les dejara de llamar aire desflogisticado y aire inflamable y fueran renombrados sin hacer ya ningún tipo de alusión al hecho de contener flogisto o no.
La historia de los Lavoisier tuvo sin embargo un final muy dramático. Tanto el padre de Marie-Anne como el propio Antoine eran recaudadores de impuestos por cuenta de una empresa privada de muy mala reputación entre la ciudadanía cuyos servicios eran contratados por el rey de Francia. El frenesí de la Revolución Francesa llevó a ambos a la guillotina, sin que de nada sirvieran las muchas peticiones de clemencia por la aportación a la patria de tan ilustre científico, y como la mayoría de los ilustrados fueron sentenciados y "ajusticiados" el mismo día.
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