Imagínate el ingente esfuerzo que tuvo que realizar Johannes Kepler para hacer a mano los cálculos de los ajustes a círculos de los datos astronómicos recopilados por Tycho Brahe correspondientes a la órbita de Marte, a un nivel de precisión tal que le permitiera apreciar un error de ocho minutos de grado, lo que le llevó a repetir el proceso utilizando elipses. Aún se quedaron cortos los casi 20 años que tardó en completar sus investigaciones.
No es de extrañar pues que los pensadores de la época ya se estuvieran planteando la posibilidad de utilizar máquinas que les hicieran más llevadera la búsqueda de respuestas científicas.
Y ahí apareció el ingenio de Gottfriend Leibniz. El hombre considerado como el inventor del lenguaje binario y de los esquemas gráficos, creó la primera máquina mecánica capaz de realizar sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. O en otras palabras, fue el creador del núcleo primogénito de los futuros ordenadores, la esencia del bloque lógico que viene incorporado y es la base de cualquier CPU moderna y que se conoce con el nombre de unidad aritmético-lógica (ALU).
Pincha en este enlace si quieres ver un vídeo original de una réplica de la rueda de paso que es la base de la máquina Stepper Reckoner inventada por Leibniz hecha con las piezas del juego Leggo.
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