El tubo de Crookes no es sino una versión más evolucionada del tubo de Geissler. Con este tubo William Crookes consiguió demostrar en el año 1895 que, la existencia de los rayos luminosos que se avistaban al aplicar un muy alto voltaje entre el ánodo y el cátodo inmersos en él, tenía que estar relacionada con partículas negativas.
Para comprobar eso colocó una lámina de zinc (objeto muy duro; impenetrable) en forma de cruz de Malta, en medio de la trayectoria. Observó que la sombra de ese objeto se proyectaba sin distorsionarse en el fondo ancho del tubo, donde se encontraba el ánodo. Eso implicaba dos cosas:
- los haces de luz tenían que partir del ánodo, el polo negativo. Por lo tanto se trataría de cargas de signo negativo.
- los haces de luz se propagaban en línea recta.
El hecho de que las esos rayos se debieran a partículas cargadas se confirmaba porque se veían atraídos por el campo magnético de un imán, curvando su trayectoria, como veremos más adelante.
En el vídeo de en medio vemos como se construye un tubo de Crookes desde sus piezas separadas. Vemos que hay dos elementos claves para su funcionamiento:
- el uso de una bomba de vacío para extraer casi todo el aire del mismo. Las técnicas para crear el vacío en un recipiente tuvieron su origen en las esferas de Magdeburgo en el siglo XVII y habían evolucionado bastante ya para mediados del siglo XIX.
- Necesitamos una fuente de alto voltaje que genere la tensión necesaria para que el efecto sea visible. En la medida en que se dispone de mecanismos para generar el vacío el voltaje requerido puede ser un poco inferior. Ya no se precisan por lo tanto millones de voltios como en los tubos de Geissler, sino que unos valores del orden de 10 a 100 KV pueden ser suficiente. En el vídeo de abajo podemos ver el tipo de generador de alto voltaje que se podía estar utilizando en aquella época junto a un modelo un poco diferente de tubo de vacío.
El modelo final del tubo de Crookes solía incluir una rejilla cargada positivamente cerca del cátodo con cuyo voltaje se podía 'modular' la intensidad lumínica de los rayos producidos. Eso lo convierte en el prototipo para los futuros tubos tríodos de vacío que se utilizarían para la transmisión de radio, modulando la señal de audio en la rejilla con la alta frecuencia aplicada entre al ánodo y el cátodo. Pero eso ya se verá a su debido momento...
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