En el mundo real las ondas no únicamente se atenúan, sino que el medio por el que se propagan absorbe parte de su energía. El grado de absorción depende tanto de la intensidad de la onda como del espesor del medio que atraviesa.
Normalmente se plantea la absorción de una onda en el caso, más manejable, en el que tenemos ondas planas; esto es, a gran distancia de su origen, prácticamente todas las ondas pueden aproximarse por ondas planas, donde los frentes de onda son como planos paralelos que avanzan a la misma velocidad.
En este contexto se define el coeficiente de absorción teniendo en cuenta su proporcionalidad con la intensidad de la onda y con el espesor del medio que atraviesa, y el hecho de que lo que sucede es que la onda pierde (o cede) energía.
El desarrollo de estas consideraciones lleva al hecho de que la absorción es un fenómeno que hace que la energía o intensidad de una onda decaiga de forma exponencial.
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