Los primeros condensadores eléctricos fueron en realidad botellas de Leyden. Las botellas de Leyden, cuyos primeros prototipos fueron creados durante el siglo XVIII, se utilizaban originalmente para almacenar electricidad estática, bien sea aprovechando la eventual descarga de un rayo durante una tormenta eléctrica o utilizando algún tipo de máquina electrostática.
En este vídeo podemos ver cómo se cargan dos botellas de Leyden a partir de la electricidad estática generada por una máquina de Wimshurst. El montaje resulta de interés para poder visualizar o, al menos imaginar un poco mejor, en qué consiste un condensador eléctrico, que no es ni más ni menos que en acumular cargas eléctricas de signo opuesto en un par de láminas conductoras, separadas por un dieléctrico (no conductor) hasta llegar a la máxima capacidad que pueden soportar.
Se puede ver cómo al llegar las botellas de Leyden están conectadas en este caso a un par de esferas de descarga entre las que se producen fuertes chispados cuando han acumulado suficiente carga.
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