La contribución de Isaac Newton al conocimiento científico va mucho más allá de su Teoría de la Gravitación Universal. En el campo de la Óptica Newton realizó importantes descubrimientos.
Newton estudió los fenómenos de la reflexión, la refracción y la dispersión de la luz. De la reflexión y la refracción ya había un conocimiento previo importante nacido en la antigua Grecia, pulido por los árabes y enunciado por Snell. Pero sobre la dispersión de la luz fue el primero en mostrar que la luz blanca puede ser descompuesta en colores (siete principales) utilizando un prisma. Estos colores pueden ser recombinados si se focalizan adecuadamente y se obtiene nuevamente luz blanca. Además se puede apreciar experimentalmente que al pasar a través del prisma cada haz de luz se desvía un ángulo diferente, lo que demuestra que el índice de refracción cambia según el color (hoy en día diríamos según la longitud de onda).
Pero en realidad Newton nunca habría hablado de la luz en términos de longitud de onda ya que él estaba convencido que la luz estaba constituida por partículas y que el color de misma dependía del tamaño de estas partículas. En base a su concepción corpuscular podía explicar los fenómenos anteriores. Así, por ejemplo, la reflexión se produciría por el choque elástico de las partículas fundamentales de la luz.
Sin embargo hoy sabemos que un curioso fenómeno óptico descubierto por él mismo no puede ser explicado desde su concepción corpuscular: los anillos de Newton.
En el terreno tecnológico Newton aportó un nuevo tipo de telescopio que utilizaba espejos en lugar de lentes. Así eliminaba el efecto de la aberración cromática que no puede ser resuelto completamente si se utilizan lentes.
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