En su análisis de la órbita de la Luna alrededor de la Tierra Newton utilizó la tercera Ley de Kepler para deducir que la fuerza gravitatoria debía ser inversamente proporcional a la distancia al cuadrado. Pero fue más lejos al demostrar que la solución a la ecuación diferencial que surgía de considerar esta fuerza era precisamente la ecuación de una sección cónica, lo que engloba el caso particular de una elipse.
Pero fue un paso más allá. Dado que la fuerza de la gravitación universal hallada por Newton era de carácter radial y se contrarrestaba por la fuerza centrífuga, el momento o torque total sobre un planeta orbitando debía de ser cero. Eso conllevaba la conservación del momento angular y Newton apreció que eso era lo mismo que subyacía en la segunda Ley de Kepler.
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