Nicolás Copérnico nació en Polonia, estudió en Cracovia y completó su formación en Italia en disciplinas tan diversas como Derecho, Medicina y Astronomía. Aunque ejerció durante años la Medicina, sobre todo a su vuelta a Polonia, su verdadera pasión fue la Astronomía, respecto a la cuál aprendió sobretodo estudiando en profundidad antiguos escritos griegos poco populares y que proponían otros modelos diferentes al geocéntrico.
Su búsqueda de la Verdad le llevó a la convicción de que el modelo correcto debía ser el que colocaba al Sol en el centro del Universo y la Tierra girando a su alrededor. Sin embargo, la necesidad de seguir basando los movimientos celestes en círculos perfectos estaba todavía tan presente en el inconsciente colectivo que siguió utilizando el mecanismo de los epiciclos desarrollado por Ptolomeo para explicar las órbitas planetarias.
No está claro si fue algo deliberado o no pero su gran obra sobre el movimiento de los cuerpos celestes, a la que dedicó 25 años de su vida, no fue publicada hasta poco después de su muerte, con lo que se evitó todos los posibles quebraderos de cabeza que sus revolucionarios planteamientos le podían habían ocasionado. Sin embargo, no corrió la misma suerte su discípulo Giordano Bruno que pereció en la hoguera por mantener las nuevas tesis contra el orden mundial establecido y garantizado por la Inquisición.
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