El ojo es uno de los instrumentos más sofisticados del Universo. Sin lugar a dudas. de todos los instrumentos ópticos, el ojo es el más perfecto. Desde un punto de vista funcional podemos dividir el estudio del ojo en dos grandes bloques: uno referido a las partes que lo constituyen y su fisiología para conseguir enfocar las imágenes de forma rápida y preciso y otro concerniente a las células fotosensibles que generan los millones de impulsos nerviosos que son mandados al cerebro para trasladar información relativa al brillo, posición, movimiento y color de cada punto del espacio dentro del campo de observación. Estas células se dividen en conos y bastones.
Los bastones son los que distinguen los movimientos. Los conos son los que reaccionan a los destellos de luz azul, verde y roja de forma diferenciada permitiéndonos formar imágenes en color de gran resolución. De hecho, en el espacio de la punta de una aguja de alfiler hay millones de estas células maravillosas.
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