En el año 1786, el científico italiano Luigi Galvani descubrió experimentando con ancas de una rana la posibilidad de que éstas se contrajeran súbitamente por una descarga eléctrica. La contracción muscular se producía por el contacto de dos horquillas metálicas; una de cobre y otra de hierro. Galvani utilizó ellos diversos métodos para producir la descarga eléctrica, ya sea del aire atmosférico directamente, ya sea de forma indirecta tras acumular suficiente carga eléctrica en botellas de Leyden.
Los primeros indicios sobre la existencia de la electricidad animal provienen de la observación de ciertos peces, como la anguila, capaces de manifestar fenómenos eléctricos de forma importante. El descubrimiento de América multiplicó la observación de nueves especies de peces capaces de mostrar asimismo estos efectos, lo que ya inducía a pensar en la posibilidad de la electricidad animal.
En los siguientes vídeos podemos ver una recreación simulada de los experimentos de Galvani:
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