En ocasiones tiene que pasar mucho tiempo desde que se hace un enunciado teórico hasta que se puede demostrar de forma empírica para que resulte convincente. Recientemente se ha dado prueba de ello con el descubrimiento del bosón de Higgs caso 50 años después de su formulación.
Algo similar sucedió con la ley de la gravitación universal. No fue hasta finales del siglo XVIII que Cavendish consiguió completar con éxito el experimento que la permitió obtener el valor de G, la constante de la gravitación universal, perfeccionando el dispositivo que recibió como herencia de John Michell. Como puede apreciarse en la descripción del vídeo este montaje experimental requiere de una enorme precisión, y más si tenemos en cuenta los recursos de la época.
Habiendo hallado el valor de G se pudo indirectamente calcular el peso de la Tierra, ya que su radio se conocía desde que Eratóstenes lo midiera en la antigua Alejandría.
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