Desde antiguo se tenía un conocimiento empírico de la electricidad. Se sabía que ciertas sustancias al ser frotadas con otras tenían la capacidad de atraerse o repelerse. En particular se sabía que esto ocurría con el ámbar. De hecho ámbar es una palabra de origen griego que significa electrón.
Por supuesto que también se conocía otro importante fenómeno eléctrico: el relámpago.
Por otro lado, ciertas civilizaciones conocían algunos peces capaces de producir descargar eléctricas para defenderse.
Pero no es sino a partir del Renacimiento que el hombre empieza a construir artilugios para potenciar estos efectos, eligiendo los materiales más apropiados y diseñando estructuras con las que acumular electricidad estática generada por fricción. En el vídeo se puede ver como el montaje utilizado permite acumular la suficiente carga eléctrica entre dos esferas como para que pueda surgir un chispa de tanto en cuanto entre ellas. Una pequeña recreación que pone de relieve la conexión entre la electricidad estática y los rayos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario